23 de febrero de 2007

Aventura Ruta 3

En esta nota presentamos a nuestra nueva columnista, hoy conocida como "Abuela Graciela". Conozcamos entonces los encantos de la Ruta 3 a través de su experiencia y emociones, porque esta Ruta, este viaje, es mucho más que un sinfín de Kilómetros y preparativos. Es, en si, un sentimiento que conjuga todo lo que encierra el espíritu de viajar. Esperamos sus comentarios, Que lo disfruten!

Voy a sumergirme en el relato de esta aventura que significa recorrer nuestro hermoso país, volviendo de unas maravillosas vacaciones en la costa, más precisamente desde la linda y tranquila Santa Clara del mar, hasta nuestro destino en Río Grande, Tierra del Fuego.
El viajar es un placer… dice una vieja canción infantil y así fue dado que se confabularon los astros para que sea especial.

Fuimos comiendo kilómetros hacia el sur y el atardecer nos encontró por Río Colorado con un espectacular atardecer donde el cielo se iba tiñendo de las más coloridas tonalidades, rojos, rosas, violetas y amarillos que nos circundaban y por el espejo retrovisor nos empezaba a espiar una gorda luna que se levantaba enorme haciéndose dueña de la noche que llegaba.
Por suerte conseguimos alojamiento, dado que muchas veces tuvimos que dormir enroscados en el auto porque es mucho el caudal de turismo que anda por esta zona. A la mañana bien tempranito y con mucha música y mate, retomamos la ruta. La cinta interminable del camino partiendo en dos el agreste paisaje patagónico, solo se veía interrumpida por alguna manada de orgullosos guanacos o de elegantes avestruces que con curiosidad nos miraban pasar.

Hacia el mediodía entramos en Puerto Madryn para descansar y como el calor era agobiante y el mar estaba espectacular nos quedamos a pasar la tarde y refrescarnos, cenamos unos ricos mariscos y al levantarnos al amanecer nos sorprendió la llegada de un enorme crucero reflejado en el naranja mar del día que nacía.
Retomamos nuestro viaje hasta la localidad de Piedrabuena donde ya se iba
sintiendo el cambio climático y el aire se hacía más fresco, tanto es así que pasamos de la térmica de 39º del día anterior en Puerto Madryn a esa noche tener que prender caloramas en el hotel…
Continuamos con nuestro itinerario y llegamos a Río gallegos a eso de las diez de la mañana y nos aprovisionamos para la tortura que significa el tener que pasar por cuatro fronteras para llegar a la isla. Hasta marzo del 2006 teníamos la TAF una tarjeta que nos daban a los residentes de Tierra del Fuego para hacer más ágil el paso por las fronteras argentinas, pero lamentablemente ya no está en funcionamiento y se demora mucho en cada paso fronterizo.
El cruce de la barcaza chilena por el Estrecho de Magallanes puede resultar tranquilo o con mucha adrenalina dependiendo de los vientos y esta vez nos tocó cruzar con un mar muy agitado y fuertes ráfagas que azotaban la cubierta.
Subía y bajaba la balsa con su cargamento de camiones y autos y la media hora que tarda el cruce se hizo interminable.
Esta vez tardamos nueve horas para recorrer los 300 Km. que nos separan desde Río Gallegos hasta Río Grande.

Llegamos cansados, pero con el pensamiento puesto en todas las imágenes positivas que nos dejó este pequeño gran viaje aventura y en lo inmensa y generosa que es nuestra queridísima tierra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por publicar mi pequeña aventura y los felicito por el sueño proyecto ¡Arriba y adelante!!! Abuela Graciela.

Anónimo dijo...

Abuela Graciela... siéntase libre de seguir escribiendo, sus artículos siempre serán bienvenidos.
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