Primer día rumbo al Sur
Cumpliendo con lo programado, el lunes 7 y pese al mal clima de la mañana emprendimos el viaje desde Zapala hasta Bariloche por la Ruta 40.
Como siempre las despedidas son muy sentidas, pero aun nos queda mucho tiempo por delante para compartir.
La kombi amaneció cubierta de nieve para nuestra sorpresa y el viento de la cordillera amenazaba con un día de hielo y peligro en la ruta. Afortunadamente, no fue así ya que tuvimos sol a lo largo del recorrido que incluyó la Rinconada, el embalse de Alicura y claro, nuestro destino final del día, Bariloche, donde nos esperaba Claudio Costa y su Kombi, la Tutuca.
Este tramo de la Ruta 40 no es muy conocido por los turistas ya que corre en paralelo con la fantástica ruta de los 7 lagos, pero la verdad es que cuenta con maravillosos paisajes patagónicos que conjugan una vista imponente de la cordillera, sobre la cual se destaca el Volcán Lanin y un camino bordeando el río Limay, límite Sur entre Neuquén y Río Negro, que en cada curva presenta una nueva postal.
Nosotros elegimos este camino por ser más corto y transitable que la ruta 234, la cual podría estar desmejorada por el hielo y la nieve invermal. Sin embargo, descubrimos que esa ruta alternativa resultaba igualmente atractiva.
Por la noche, visitamos a Claudio y su familia, con quienes compartimos una picada y anécdotas kombinautas. Al irnos, acordamos que a la mañana siguiente nos encontraríamos junto al lago para almorzar y despedirnos.
Para marcar nuestro paso por Bariloche, realizamos la visita obligada al centro cívico, en donde nos encontramos con la vergüenza del monumento a Roca, pero con la impronta de la resistencia en los grafitis que lo calificaban de genocida y asesino.
El Grillo se sigue portando, y si bien nos encontramos con muchas subidas y viento en contra, y la presencia del portaequipajes cargado se hace notar, la kombi responde perfectamente.
2do día de ruta – Salida de Bariloche, llegada a El Bolsón
Dedicamos la mañana a realizar compras de ropa de abrigo para el sur y víveres para el viaje. Almorzamos en el playón de la costanera con nuestro nuevo amigo Claudio y su Kombi y al emprender la salida a la ruta nos sorprendió un grupo de alemanes que viajaban en un Escarabajo y una T2 Westfalia, así que con ellos y Claudio de guía salimos de Bariloche bordeando el lago Gutierrez en una Karavana VW impagable.
Los tres tripulantes del Escarabajo venían viajando desde Seattle, y los dos de la Kombi apodada “La Banana” lo hacían desde Arica, Chile. Estaban filmando un documental para un canal de automovilismo alemán sobre estos vehículos.
En la entrada a El Bolsón nos esperaba Luis y su Kombi “La Siam” (debe este nombre a ser la única heladera que venía en dos colores). Aprovechamos que el combustible a partir de aquí se abarataba, cargamos a full y fuimos a comer a su casa. Un grande Luis que nos recibió a brazos abiertos y nos mostró una parte de su vida en esta localidad que podríamos decir es tan acorde al espíritu de las kombis.
Un párrafo aparte para Belén y Diego, los hijos de Luis: había que ver la forma en que describían y querían su lugar! Diego un genio de la electrónica que equipó de luces de Led a la Kombi de su viejo, le instaló un sistema de verificación de estado de carga de la batería y del regulador, una puesta en marcha por botón del motor diesel que equipa a la Siam, y un sistema de alarma que avisa cuando puede dar marcha luego del precalentamiento. Un Grande!
3er día de ruta
Partimos de El Bolsón a la mañana siguiente luego de revisar la Kombi y cargar un poco de aceite. El retén de bancada daba señales de los ya 3000 km recorridos y en cada parada dejaba la firma casi imborrable de nuestro paso. Nos despedimos de Luis pero sabíamos que en Esquel, nuestra próxima parada, nos esperaba una pareja Kombinauta, Cristina y Guillermo y su Kombi “Suria”, quienes están viajando y buscando también un lugar donde radicarse en la Patagonia.
De más está decir o intentar describir los paisajes de este tramo… Epuyen, El Hoyo, las inmediaciones de Lago Puelo… y la Patagonia que después de bosques y montañas retoma su otra característica imagen de campos amarillos que se pierden hasta donde alcanza la vista.
Ya nos habían advertido de que los últimos km para acceder a Esquel se encontraban en muy malas condiciones, y siempre alegamos que a nuestra velocidad de marcha no sería problema, pero a decir verdad el estado del asfalto es tan malo que se torna peligroso para cualquier vehículo.
Llegamos a la entrada de Esquel con la sorpresa de que no nos recibían solo la pareja de Kombinautas, sino que allí se encontraban también los Alemanes viajeros, muy sorprendidos de que en cada lugar nos despedía o recibía un miembro de nuestro club Solokombis.
Estos chicos que viajan en esta oportunidad por toda América, poseen en Alemanía 2 Kombis T1 más, y han participado del encuentro conmemorativo de los 60 años en Hannover, recuerdan? Un encuentro de casi 5000 kombis!!
Amorzamos con Cristina y Guillermo en un paraje del camino al centro invernal La Hoya, mantuvimos una interesante charla donde nos contaron de su increíble cantidad de km y provincias recorridas y nos comimos un buen guiso de lentejas cocinado por Andrea en la nueva cocina del Grillo.
Nuestra cocina consta de un anafe de dos hornallas y una garrafa de 2Kg, instalados en lo que antes fuera una mesita de luz ahora convertida en mueble de cocina. Quedó muy práctica ya que cuenta con un cajón donde llevamos todos los cubiertos, platos, tazas, etc. Y una despensa inferior donde acompañan a la garrafita las ollas y demás utensillos. Lo bueno de este conjunto mesita-anafe, es que se puede retirar completo de la Kombi, sin mayores complicaciones, y cocinar donde uno quiera. La Garrafa de 2Kg. la cargamos solo antes de salir y todavía nos sigue dando su calor!
Antes de seguir viaje realizamos algunas revisiones al Grillo y descubrimos que un ruleman de la rueda delantera dereca empezaba a quejarse, no era algo muy notorio pero si “estaba avisando”, como dice Anibal. Lo más triste del caso es que ese ruleman ya lo había cambiado en otro viaje, pero bueno, nos vamos acostumbrando a que las piezas y partes nuevas están muy lejanas en calidad a las que equipaban originalmente a la Kombi. Mientas me duchaba en la estación de servicio antes de seguir viaje, pensaba en la decisión a tomar; estimé que la picadura del rodamiento sería menor en función del nivel de ruido que producía y opté por seguir viaje. En los kilómetros restantes estaría la respuesta de si la decisión era la correcta.
Esa tarde seguimos hasta Teka, el comienzo de la parte más brava de la 40 nos esperaba.
Compañeros de viaje
Párrafo aparte merece el programa de radio Lucy en el Cielo con Capusottos, que llevábamos grabado y nos acompañò durante toda la travesìa, y un saludo a U2 que los borramos en Esquel, pero que instantaneamente reaparecieron en la radio.
También a Bob Marley que nos apaciguó llegando a El Chalten, ya que estábamos a full con la vista de los cerros y con la ayuda de los Rolling Stones y su Out of our heads.
4to día de viaje. Bienvenidos a la Estepa Patagónica
Patagonía. Desiertos de pastos amarillos, suaves ondulaciones del terreno y de tanto en tanto un atizbo de cordillera. Los valerosos Kombinautas del Grillo optamos por una ruta en paralelo a la 40 que si se encuentra asfaltada, roto el asfalto sí, pero para nuestra velocidad crucero es sostenible la situación.
En este día de viaje entre Teka y la ciudad de Perito Moreno conocemos dos localidades que nos llamaron la atención: Gobernador Costa y Río Mayo. En la 1ra se festeja el día del Caballo. El pueblo nos resultó hermoso, tanto por su orden como por el cariño que cada habitante ponía en su casa; el 2do, Río Mayo, una tristeza. Resulta ser poco más que un barrio militar rodeado de decenas de prostíbulos. Nombres como Mouline Rouge causaban gracia en pequeñas viviendas semi destruidas.
Antes de llegar a Perito Moreno parece en forma agresiva el ripio para recordarnos que la travesía no podía ser tan fácil. A la ruta de tierra y piedras gigantes se suman un sinfín de desvíos que se deben a los arreglos que se están realizando sobre la ruta 40.
En el traqueteo del ripio se cortó el ya famoso cable de baja de bobina, al raz de su terminal, nada dificil de solucionar, pero esto nos demora unos minutos y llegamos a Perito Moreno con todas las luces encendidas.
El Grillo anda muy bien en ripio. Responde adecuadamente si lo llevamos “suavecito” bailando sobre las piedras. Dependiendo el tipo de suelo me dedico a barrer la escala del velocímetro para determinar la velocidad en que mejor va la Kombi sin golpear y sin desarmarse, pero existen algunos tramos cortos en los que dan ganas de detener por completo la marcha ya que no existe velocidad a la que no se sarandee todo el vehículo respondiendo a lo irregular del terreno.
Al llegar a esta localidad el celular se pone al rojo vivo y comienzan a llegar mensajes de todo el día. En uno de estos mensajes nos enteramos del fallecimiento de mi abuela paterna. Es en estos momentos en que la distancia comienza a sentirse. Un abrazo grande viejo.
5to día. Hasta las puertas de El Chaltén
Antes de iniciar el viaje ya habíamos determinado que teníamos que llegar a El Chaltén de día. Habíamos visto fotos y también nos habían contado de la excelente vista en los kilómetros finales de la ruta 23, un desvío de la 40, único acceso al pueblo.
Este tramo sabíamos entonces era el día previo a nuestro arribo.
Cuando la Ruta 40 ya me parecía cosa simple, caímos en la trampa de la confianza. Hicimos combustible en una parada obligada que se llama Bajo Caracoles, de ahí a la siguiente estación de combustible teníamos 350Km. Nos atendieron tan mal que ni ganas de cargar el bidón de combustible extra que siempre viajó vacío, pero aparte 350Km estaban dentro del rango de autonomía de la Kombi... estaban??? consideremos subidas empinadas, consideremos el ripio suelto, bien, ahora sumemos a todo esto vientos fuera de rango, que como decía Inodoro Pereyra siempre soplan pa donde está uno, en nuestro caso, siempre en contra! Bien... si todo esto fuera poco para el cálculo de consumo de combustible extra, no olvidemos incluir un portaequipajes sobre la kombi repleto!! Conclusión: nos quedamos 30km antes de la próxima parada!
El tránsito en la ruta es bajísimo, pero tuvimos la suerte de que una especie de remisero en 4x4 iba de paso y volvería en unas 3hs, tomamos esa opción y mandamos a llenar a nuestro feliz bidón de combustible extra. Entre tanto comimos en la Kombi, miramos cómodamente una película y esperamos amacados por el viento que parecía huracanado en la mitad de la nada absoluta. Las estrellas en este sur y en esta patagonia se pueden ver sin alzar la vista, de horizonte a horizonte estaban presentes y con una cruz del sur que se destaca señalando bien en punta hacia abajo, ya estábamos en el sur!!
6to día de viaje. Llegada a El Chaltén
Justo en este momento estamos descubriendo que 6 días nos llevó el viaje, y en realidad los sentimos como mucho menos. Las paradas visitando amigos Kombinutas y el disfrutar tanto de las rutas deben ser la razón.
Desde la pequeña localidad de Tres Lagos y su estación de servicio, partimos para recorrer los aproximadamente 135km que nos separaban del destino final. Estos kilómetros se encuentran recientemente asfaltados, pero el viento no nos dejó marchar a más de 60km/h.
Mates, paradas y fotos. Lo 1ro que nos empieza a deslumbrar y acelerar los corazones es la vista de la cordillera de los Andes; luego aparece el Lago Viedma y ese increible color turqueza que caracteriza a los lagos que parten de glaciares. Más adelante en la ruta sucede lo que pocas veces... el Chaltén o Fitz Roy se deja ver entre las nubes. Esta montaña de granito, ícono del lugar con sus más de 3500mts de altura es impresionante. Su nombre original es Chaltén, que significa Montaña que Humea en lengua Tehuelche. Años más tarde el Perito Moreno lo llamaría Fitz Roy, en honor al 1er explorador de la zona, aquel que con el mismísimo Darwin recorrieron río arriba el Río Santa Cruz.
La ruta bordeando el lago Viedma avistando guanacos y hasta un cóndor que nos acompañaba... al final del Lago el Glaciar que se presentaba y las montañas nevadas con la formidable presencia del Fitz Roy, hacían del paisaje y de la situación algo que sabíamos sería único e irrepetible en nuestras vidas.
Paramos en un mirador justo antes de entrar al pueblo. Sacamos fotos, nos reímos, gritamos. Habíamos llegado! Parte de la locura estaba concretada, solo restaba ver que aguardaba para nosotros en un lugar que conocíamos solo por fotos, pero que ya aparecía mucho más alucinante en vivo!